Una visita inesperada.

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Una visita inesperada.

Lorenzo Espinosa Estrada
Administrador
Saludos amigos pescadores.
Hoy les escribo unas palabras para contarles una de esas experiencias de las que normalmente las personas no creen.,.. tal vez debido al desconocimiento, o falta de vivencias de este tipo.
Resulta que anoche salí de pesca... Entré al agua a eso de las nueve de la noche por la costa de 70 con todo preparado me monté en mi corcho y salí dando remos entre los saludos y las fotos de unos visitantes chinos que hicieron una pausa del ajetreo y las fiestas de la costa y se acercaron interesados en el evento y en nuestra forma de pescar, pues como ustedes se imaginan no en todos los lugares del mundo los pescadores se meten al agua de noche en un artefacto de poliespuma. Más que anoche martes de semana santa los vientos de cuaresma estaban dando lo mejor de sí, y por esta razón el mar estaba bastante movido... Las olas agitadas y las constantes levas me obligaron a buscar refugio un par de horas en la famosa zanja de 70, en espera de que el viento se apaciguara un poco y se calmara el mar.
Finalmente a eso de las once y pico se cayeron un poco los vientos y le entré, no muy para atrás.. me apotalé sobre las trece brazas por detrás de los conocidos hoteles Tritón y Neptuno pues la idea que tenía era tirarle a la rabirrubias en un lugar donde no se trabe mucho el nailon. Empecé a engoar y como era de esperar no pasó mucho tiempo para que empezaran las rodadas de carretes. Pues como todos los pescadores sabemos las rabirubias no son de andar pensándolo mucho.... Cuando dicen a comer es toda una fiesta de adrenalina que hay que aprovechar pues no dura toda la noche. El tiempo no alcanza para atender dos carretes, y además también a esa hora entre picada y picada se le baja el chispero a la sardina, que ya están pegándose a la luz y se están cogiendo buenas escamudas especiales para el vivo. Todo estaba perfecto, pero al parecer el viento no tenía intenciones de permanecer en silencio por mucho tiempo... el mar empezó a moverse de una manera impetuosa amenazando con darme un chapuzón nocturno. Tanto así que terminé metiendo todas las cosas de la caja de pesca en un saco de los blancos y amarrando una boya por si aquello finalmente se ponía más feo. Los trechonazos del bote ante aquellas implacables levas la pondrían los pelos de punta a cualquiera, y lo más lindo es que a esa hora no te puedes zafar... Pues si allá atrás hay olas, imagínate en la orilla...
Pero la cosa no termina aquí. Ya con todo recogido y amarrado en espera de que el mar me diera un respiro para poder salir entre tanto movimiento siento un golpe fuerte en el bote, un golpe ceco diferente a esos propiciados por el agua... Para sorpresa mía y entre tanto oleaje y jodedera la naturaleza me había mandado un visitante inesperado... Un tiburón ballena, comúnmente conocido como damero, o tiburón dama. Yo sé.... Yo sé que no me va a comer, pero ese no es el tema. La cosa es que a mi bote le faltaban unos empujoncitos para virarse con las olas, y al parecer el amigo tiburón estaba dispuestos a ayudar con ese tema... El primer toque que me dió como ya les decía fue cariñoso... Solo sentí que algo duro chocó contra el bote, pero los otros dos que le siguieron no fueron tan suaves.. me levantó dos veces del agua como si fuera un papelito. Tengo que hacer un reconocimiento moral por el esfuerzo que hicieron las tablas del bote y su estructura en general para no desarmarse. Lo único que pude hacer fue acostarme y aguantarme rápido de los estrodos para bajar un poco el centro de gravedad y no ir al agua... Todo pasó en menos de dos segundos, y se alejó rumbo a la orilla habiendo saciado la picazón de espalda que tenía y dejando el recuerdo de su lindo patrón de manchas.
Después de acomodar la caja de pesca, los remos, la batería de la lampara y respirar profundo par de veces me puse a reconstituir los hechos... Menos mal que las sacudidas fueron el la misma dirección en que el bote estiraba la Potala, y la precion que está ejercía por el viento evitó que se diera la vuelta... si llega a ser en dirección en que liberará esa tención él me voltea completo..Al parecer el bicho se acercó motivado por el cardumen de sardinas que nadaban abajo gozando de la iluminación que le brindaba mi lámpara de pesca y no sé si sería un tropiezo... Pero no me parece, yo creo que el tipo se estaba razcando la picazón.... Después de eso las sardinas se perdieron y las rabirubias se mudaron de lugar.. ni un pique más.
Ya a esa hora no sé si el mar me dió un respiro para poder salir, o si con el zofocón me olvidé de la rompiente y salí dando remos hecho una flecha para la orilla.  Jajaja. Salí por esa zanja que por poco enderezo la curva jajaja.
Ahhhh espero que el bicho no se me encariñe porque esta semana estoy complicado, pero la próxima voy Pal agua... Sin miedo al éxito.

Saludos a todos y pesquen mucho.
Lorenzo Espinosa Estrada. Pescador