Hermanos de afición.
De todas las artes de pesca que he utilizado, si una me gusta es la de pescar con yoyo, o como se dice a mano limpia. A mi entender no hay nada que se compare con la explosión de adrenalina que se siente viendo como el sedal sale de tu carrete que no para de girar.
Si bien es cierto que de la orilla se pega algún pescadito perdido de vez en cuando, donde he encontrado el verdadero placer es en la pesca en corcho (bote de poli espuma). Esta la practico desde hace ya unos 8 o 10 años de forma constante. Cada viernes en la noche, cuando el clima y la guarda frontera lo permiten ahí estoy yo, echando mi corchito al agua con la misma emoción que lo hice la primera vez.
Se de ante mano que pescar en esa embarcación, hecha por uno mismo, sin licencia o papeles no está permitido. Y que estoy, “como tantos otros” transgrediendo alguna que otra ley. Pero cuento desde mi punto de vista con el mejor de los avales.
Pesco solo lo que voy a consumir, (no hago sobrepesca ni depredación), controlo el tamaño de las capturas por las carnadas y anzuelos que pongo, a veces por la propia picada, devuelvo vivos los peces con talla pequeña que pudiera capturar, por no ser lo que yo busco, y solo pesco las especies en temporada de corrida, además de respetar las vedas.
Tampoco que sea amante del captura y suelta. Aunque respeto el padecer de cada cual, no salgo a pinchar a un pez que no vaya a consumir. Soy amante de la pesca y valoro sus frutos tanto como sus emociones.
Por otra parte soy de la opinión que la falta de ejemplares de buen tamaño y peces en general, no está en ese arte de pesca que practico u otro similar, que son de los más selectivos. Sino en otros problemas que se nos escapan de las manos a los pescadores, y que no distingue tamaño o especie. El vertimiento de sustancias nocivas, desechos humanos, envenenamiento de las costas y contaminación del mar en general, así como las pescas más agresivas, con paños de red……, falta de escrúpulos………. Y ni hablar de las aguas terrestres, por que ciertamente no se acabaría el tema, con ellas rueda aceite, petróleo y cada java o pomo que se pierde aguas arriba.
Hace unas semanas entré a nadar en las costas del Hotel comodoro. Salí con la cara roja y una picazón infernal en todo el cuerpo, sin tener contacto con nada, solo con el agua.
Ni 50 millones de pescadores de corcho pescando a diario lograrían un daño visible y palpable como el que hoy vivimos.
Agradeciendo que todos tomemos aunque sea un poquito de conciencia a la hora de recoger los frutos que nos da la naturaleza.
Si esto no lo entendemos nosotros los amantes del mar y la pesca, más nadie lo va a hacer.
Cordiales saludos.
Lorenzo Espinosa Estrada.
Pescador
Cerrado
